miércoles, 14 de noviembre de 2007

Reporte de lectura "AURA"

He auì uno de mis reportes de lectura de "Aura", espero les sirva de algo jaja. AURA Bueno al principio este libro se encuentra entendible, pero al ir siguiendo la lectura, ya casi en la parte final se torna un poco confuso y no pude comprender exactamente, o creo que logré solo entender un poco de lo que realmente el autor quiere dar a expresar. Este libro trata de una mujer de edad avanzada que por medio del periódico está en busca algún historiador joven para que termine y publique las memorias que ha escrito su difunto esposo el general Llorente, se requiere que este historiador joven cuente con conocimiento de la lengua francesa y esté dispuesto a vivir en casa de esta mujer de nombre Consuelo para que ella esté al tanto de cómo va progresando el trabajo, si el historiador ha vivido en Francia es mejor aún, la señora Consuelo quiere que se lean las memorias del general, así como también que reescriban y terminen estas memorias, ya que ha sido su último deseo y como ella piensa que le queda poco tiempo de vida pues le urge, así que ofrece la cantidad de cuatro mil pesos mensuales. Felipe Montero el nombre del historiador joven interesado en el anuncio, por primera vez lo leyó en un cafetín barato pero hizo caso omiso de éste, al segundo día mientras desayunaba en el mismo lugar y leía el periódico volvió a leer el anuncio pero un día anterior decía tres mil pesos y al segundo día decía cuatro mil pesos. Se sorprendió porque de un día al otro subió, tratando de memorizar la dirección donde debía ir y releyendo la cifra se decidió a ir. Por fin llegó al lugar; era un callejón viejo donde se podía notar como habían ya cambiado de número algunas casas y negocios que quedaban, el mismo Felipe Montero ni siquiera tenía idea de que alguna persona pudiera vivir allí. Al encontrar el número 815 de la calle Donceles, cuando estuvo frente a esa casa oscura y sin vida sostuvo la manija de cobre en forma de una cabeza de perro y tocó la puerta, pero fue inútil porque nadie le contestó, entonces decidió empujar la puerta y casi al taco, la puerta se abrió. Cuando entró a la casa, primero pasó como un tipo patio donde se podía percibir el olor a humedad de las paredes y olor a piedra mojada, a hierba podrida. Una vez dentro de la casa se dio cuenta que estaba totalmente oscura así que hizo el intento de prender un cerillo el cual no pudo prender, porque una voz aguda le dijo que no lo hiciera de favor, que contara trece pasos hacia adelante y después a la derecha encontraría la escalera y son veintidós escalones, Felipe Montero iba repitiendo trece… derecha… veintidós. Ya estando en el segundo piso se encuentra con una puerta que huele a pino viejo, busca alguna manija para abrirla pero no la hay, decide por empujarla. Y dice Señora, señora porque recuerda una voz de mujer, la mujer le dice ahora a la izquierda, solo empuja la puerta y como el resto de la casa, esa habitación no es la excepción, ya que también está a oscuras. Se acerca a la cama donde se encuentra la mujer y comienzan una pequeña charla donde la señora le explica detalladamente lo que debe hacer y el muchacho inseguro con sus preguntas, al fin acepta quedarse a dormir con ella y su compañera Aura, la sobrina de la señora Consuelo, de repente Felipe escucha una voz suave detrás de él, no logra ver muy bien a la muchacha, solo le ve el rostro ya que estaba muy junto de él, la señora Consuela los presenta y Aura se dirige a enseñarle cual será la habitación del joven, él quedó impresionado con la belleza de la joven, sus ojos verdes y su cabello negro. Cuando la joven lo deja en su habitación acto seguido le dice que en una hora estará lista la cena, mientras tanto Felipe Montero observa su nueva habitación y prueba la blandura del cual será su colchón mientras termina su trabajo, se lava la cara, fuma un cigarrillo, ve el reloj, y se dirige al comedor. Donde Aura lo estará esperando, mientras ella sirve la cena, él llena de vino los vasos y comen en un profundo silencio, cuando él le dice que tiene que salir a buscar cosas que tiene en donde vivía, ella le responde que no se preocupe porque el criado ya había ido a buscarlas, y el joven dice se me olvidaba que hay un cajón con llave y que debía ir, Aura le dice algo como en forma de reproche y el joven confundido le dice que no urge y le ofrece el llavero donde estará la pequeña llave colgando, ella se aparta y no lo toma, entonces siguen comiendo, la muchacha le advierte que la señora Consuela lo esperaba después de la cena, de repente el se pone de pie detrás de la silla donde Aura esta comiendo y le ofrece de nuevo el llavero, cuando ella lo agarra le dice gracias y sale rápido del comedor. La señora le confía la llave del baúl donde tiene los papeles del general Llorente y le dice cual exactamente debe tomar, el muchacho esa misma noche los lee, y duerme, duerme sin soñar algo y al otro día el sol que atraviesa por el tragaluz lo despierta, se asea y escucha una campana sonando por los pasillos de la casa, el se asoma para ver que pasa y es Aura avisando que el desayuno está listo, el cierra la puerta y escucha unos maullidos suplicantes y llenos de dolor, se asoma por el tragaluz y ve en el jardín unos gatos amarrados quemándose, desciende al comedor donde encontrara su desayuno ya frío. Va a la recámara de la señora Consuelo y le dice que había terminado de leer los papeles que le había dado en la noche, la señora le pide que tome más papeles y continúe con su trabajo, el muchacho le dice que si podía leer en el jardín, la señora se sorprende porque le dice que no tienen jardín, el único jardín es el que se encuentra en el patio que atravesó la primera vez que entro a esa casa pero que es donde Aura cultiva plantas de sombra y por lo tanto no hay sol ni luz. El muchacho se va y llega a la cocina donde ve a Aura despellejando a algún animal, luego va corriendo a la recámara de la señora y la ve como despellejando algo pero en el aire, algo imaginario, el muchacho se aturde y trata de seguir leyendo esos papeles, donde ahora el general comenta que se casó cuando la señora Consuelo tenía quince años y la llevó a vivir a Paris, también dice que un día encontró a su esposa con las piernas abiertas torturando a un gato, el general no le dijo nada porque le pareció excitante, el muchacho decide hablar con la señora y decirle lo que piensa de ella que lo que está haciendo con Aura es algo abominable, pero no puede algo lo detiene así que se dirige a su recámara y atranca la puerta con la cómoda y la cama, mientras el se recuesta y diciendo …está loca, está loca… se queda dormido, cuando escucha la campana advirtiéndole que la cena está lista, baja y su cena estará fría, con una mano come y con la otra detiene una muñeca vieja, mirándola y comiendo mecánicamente al igual que Aura había comido en la tarde, junto con la señora Consuelo, parece que cuando Aura esta junto a la señora Consuelo, no tiene voz, ya que se queda profundamente callada y parece que una imita a la otra, de noche se reúne con Aura y la hace suya, cuando despierta ve a la señora Consuelo sentada junto a Aura y él envuelto en las sábanas, las dos sonreían y se fueron a la recámara de la señora Consuelo, lo dejaron dormir en la habitación de Aura. Ese mismo día la señora advirtió que saldría todo el día, así que el joven le ofreció a Aura irse juntos y formar una nueva vida, que no tenía que sacrificar su vida con esa señora, porque ya casa estaba muerta en vida y eso no debía ser así, Aura le dijo –-ella saldrá todo el día y tal vez podamos irnos—el joven le respondió que aún no podía porque necesitaba terminar el trabajo, cuando la señora se fue, el muchacho subió a la recámara de la señora Consuelo y abrió el baúl, sostuvo los siguientes papeles y, ahí venían unas fotografías ya rotas de las orillas por lo viejas que estaban pero, se detuvo y se acerco a los ojos las fotos y pudo ver a Aura en la primera casi una niña y en la segunda foto ya un poco mayor pero seguía siendo ella, junto había un señor de barba blanca, él le tapó con la mano la barba y notó que era él, no lo podía creer, también decía que el general no le había podido dar hijos a la señora Consuelo, así que un día la señora gritaba algo como: “es mía, la creé, es sangre de mi sangre”, algo así y el general llamó al doctor pero éste le dijo que no podía hacer nada, el general la creyó loca, Felipe fue a su habitación a lavarse la cara y contó los frascos que habían en el pequeño botiquín para tratar de olvidar lo que había leído, y recordó que Aura lo estará esperando en la recámara de la señora Consuelo, cuando llegó Aura le dijo que se acostara junto a ella y que si recordaba que él había prometido siempre amarla y él le respondió que sí, que siempre la amaría, la muchacha le pidió que le besara el rostro, solo el rostro y le dijo que se sentía agotada porque ella ya se había agotado (la señora Consuelo), cuando por una pequeña rendija se coló un poco de luz, el observó ese rostro de una persona anciana, esos labios sin carne, sin dientes era Aura la persona que él amaba, la persona que estaba besando era ella su amada Aura, le dijo que Consuelo se había ido y no regresaría. Aura Carlos Fuentes Edición de 20000 ejemplares.